Un robot pierde el control durante una prueba y ataca a dos técnicos
Un inquietante video de apenas 30 segundos se ha viralizado en redes sociales mostrando a un robot humanoide que pierde el control durante una prueba técnica y lanza golpes con brazos y piernas contra dos personas. El incidente ocurrió mientras se realizaban ajustes al sistema y, aunque no se reportaron heridos, encendió una vez más las alertas sobre los riesgos de la autonomía en robots impulsados por inteligencia artificial (IA).
Afortunadamente, el robot estaba suspendido por una estructura de sujeción que limitó sus movimientos, lo que permitió a los técnicos apagarlo rápidamente. Aunque no se ha confirmado la fecha ni la empresa responsable del ensayo, las imágenes causaron una fuerte repercusión pública y despertaron preocupación en la comunidad científica y tecnológica.
Pruebas de IA y sus límites
El uso de IA en robots modernos busca que puedan interpretar señales del entorno, reaccionar a estímulos y aprender de la experiencia. Sin embargo, este tipo de incidentes muestra el potencial peligro de fallas en sistemas autónomos, incluso en entornos controlados.
Los especialistas advierten que estos ensayos requieren protocolos estrictos y sistemas de emergencia ante cualquier error, especialmente en robots humanoides que, por su forma y movilidad, podrían representar una amenaza física en caso de malfuncionamiento.
El caso de Aria: ¿una compañera emocional o una fantasía tecnológica?
El debate sobre el rol de los robots en la sociedad también se amplía con el caso de Aria, una robot humanoide creada por la empresa Realbotix. Diseñada como compañera emocional, Aria mide 1,70 metros, posee cámaras oculares, sensores, y un sistema de IA que le permite mantener conversaciones, reconocer rostros y guardar datos sobre sus interlocutores.
Aunque sus fabricantes afirman que Aria no tiene fines sexuales, su diseño y origen —basado en modelos anteriores de muñecas eróticas— han provocado críticas por reproducir estereotipos estéticos y cosificar el cuerpo femenino. Los precios de sus distintas versiones oscilan entre los 12.000 y los 175.000 dólares.
Robots sociales: ¿solución o riesgo emocional?
Más allá de lo técnico, Aria y otros dispositivos similares abren un debate profundo sobre la interacción emocional entre humanos y máquinas. Aunque buscan combatir la soledad, expertos advierten que estas relaciones artificiales podrían reforzar el aislamiento y debilitar las habilidades sociales, sobre todo en adultos mayores o personas con poca conexión humana.
Estas tecnologías simulan atención, memoria emocional y disponibilidad constante, pero carecen de empatía real. Su uso prolongado podría alterar la forma en que las personas comprenden y experimentan los vínculos afectivos.
En conjunto, tanto el incidente del robot fuera de control como la aparición de figuras como Aria ponen sobre la mesa la urgente necesidad de regulación, diseño ético y reflexión social sobre los límites de la autonomía robótica y su impacto en la vida cotidiana.
Fuentes varias