Aire contaminado y demencia: científicos alertan sobre el riesgo de las partículas invisibles
Una nueva investigación de la Universidad de Cambridge confirma un preocupante vínculo entre la contaminación del aire y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas como la demencia. Según los científicos, tres contaminantes clave —el material particulado fino (PM2,5), el dióxido de nitrógeno (NO₂) y el hollín— están significativamente asociados con un mayor riesgo de deterioro cognitivo en adultos.
El estudio, publicado en la revista The Lancet Planetary Health, consistió en una revisión sistemática y un metaanálisis de 32 estudios internacionales, que abarcaron datos de más de 26 millones de personas en Europa, América del Norte, Asia y Oceanía. Los resultados mostraron una correlación directa entre la exposición prolongada a estos contaminantes y un incremento en los diagnósticos de demencia, incluyendo Alzheimer y demencia vascular.
“Sobre la base de la evidencia existente, nuestros resultados muestran que el PM2,5, el NO₂ y el hollín son factores de riesgo para la aparición de demencia”, explicaron los autores Clare Best Rogowski y Christiaan Bredell.
El impacto de los contaminantes en el cerebro
- PM2,5: Por cada aumento de 10 microgramos por metro cúbico en el aire, el riesgo de demencia se incrementa un 17%. Estas partículas provienen de emisiones vehiculares, centrales eléctricas, procesos industriales y reacciones químicas atmosféricas.
- Dióxido de nitrógeno (NO₂): Derivado principalmente de la quema de combustibles fósiles, por cada 10 μg/m³ de NO₂, el riesgo de demencia sube un 3%.
- Hollín: Presente en gases de escape y la combustión de leña, un aumento de apenas 1 μg/m³ de hollín implica un 13% más de riesgo.
Expertos advierten sobre la urgencia de tomar medidas
En diálogo con Infobae, el doctor Ricardo Allegri, del Instituto Fleni y Conicet, subrayó: “El estudio muestra claramente la relación entre tóxicos ambientales y enfermedades como el Alzheimer. Hay que implementar políticas de salud pública que reduzcan la contaminación en grandes ciudades”.
Por su parte, el neurocientífico Agustín Ibañez, director del Instituto Latinoamericano de Salud Cerebral (BrainLat), sostuvo que la exposición prolongada a estos contaminantes genera inflamación sistémica, lo que podría activar procesos neurodegenerativos. “Aún no hay conciencia plena del daño que provocan estas partículas invisibles. Faltan políticas públicas y controles ambientales más estrictos”, afirmó.
Más investigación y políticas urgentes
Los investigadores británicos destacaron que la mayoría de los estudios analizados se realizaron en países de altos ingresos, por lo que urge investigar en regiones con altos niveles de contaminación y menos recursos. Además, pidieron mejorar los diagnósticos de demencia y fomentar el acceso a datos más precisos a nivel global.
Entre las recomendaciones para proteger a la población están: fomentar el uso de barbijos en días de alta contaminación, aumentar los espacios verdes, promover el transporte sostenible y endurecer las normativas sobre calidad del aire.
Fuentes varias

