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OPINION: Regreso a la escuela y pausa al celular. Por: Prof. Armando Zarazú

Dicen que todo lo bueno dura poco, este viejo adagio cae como anillo al dedo a nuestros jóvenes estudiantes, quienes luego de un verano bastante caluroso, dormir algunas horitas de más y dedicarles más horas a sus celulares, ven como los días van pasando velozmente y pronto estarán de regreso a las aulas escolares.

Ahora bien, es necesario recordar que recién estamos saliendo de la terrible pandemia que nos mantuvo en zozobra los dos últimos años, lo cual significa que todavía no estamos completamente a salvo; de allí que es necesario se sigan manteniendo las mismas precauciones. Es necesario que los estudiantes se acostumbren a lavarse las manos continuamente con jabón y agua por los menos 20 segundos y si esto no es posible, utilizar líquido desinfectante que tenga 60 por ciento de alcohol como mínimo. No tocarse los ojos, nariz y boca si no se ha lavado antes las manos. Evitar contacto con personas que se hayan infectado. Permanecer en casa si tuvo la mala suerte de infectarse y, que se acostumbren a limpiar y desinfectar objetos y superficies que sean tocados y usados frecuentemente.

Es necesario puntualizar que, si bien en las escuelas ya no es obligatorio el uso de máscaras y se ha tratado de controlar la aglomeración y, con ello, el contacto con posibles contagiados. Sin embargo, eso no significa que, de una u otra manera, el virus no llegue a los centros educativos y afecte, no solo a los niños sino también a los maestros y a todos los que, directa o indirectamente, tienen que ver con el desarrollo cognitivo de nuestra juventud.

Siguiendo con las escuelas, al terminar el año académico, los estudiantes reciben una lista de libros que deben ser leídos durante las vacaciones. Aparte de la lista de libros que la escuela provee, existen una serie de libros, clásicos y modernos que deberían ser leídos por niños, jóvenes y adultos en cualquier época del año. Mención aparte merecen las revistas y periódicos cuya lectura, en cualquier idioma, actualizan e informan al lector sobre lo que va sucediendo en el mundo que lo rodea.  

Esto es muchas veces ignorado en beneficio de la nueva tecnología, llámense éstas video juegos o los novísimos aparatitos musicales que, cual si fueran parte permanente del sistema auditivo, llevan adherido en la oreja a todas horas,  y que no hacen sino aislar al usuario y crearles una personalidad egoísta, egocéntrica y de absoluta indiferencia por lo que sucede a su alrededor. Es hora que la lectura recupere el lugar que debe tener como medio de educar y entretener a la juventud. Los padres tienen mucha responsabilidad en ese cometido.

Con respecto a los famosos teléfonos celulares, los cuales en realidad son computadoras, muchas de ellas con gran capacidad y velocidad que son utilizados por los estudiantes a toda hora y en todo lugar, salón de clase incluido, al punto que muchos sistemas educativos del Estado están empezando a tomar medidas al respecto. Por ejemplo, en el colegio donde dicto clase, los tres últimos meses del año académico pasado se impuso  “cero tolerancia” al uso del bendito aparatito de marras, es decir, se comenzó a coger al toro por las astas. Funcionó, pero no faltaron los que todavía creen que las reglas no son para ellos.

Para este ciclo escolar, les guste o no, al momento de entrar a la escuela los estudiantes tendrán que poner su “imprescindible” celular en una bolsita electrónica que solo la podrán abrir antes irse. Como decían nuestros abuelos “muerto el perro se acabó la rabia”, y…a llorar a la playa.

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