El legado futbolero del papa Francisco: un museo de pasión en el Vaticano
Ciudad del Vaticano – El mundo despide al papa Francisco, fallecido a los 88 años, con un profundo pesar y una mirada admirativa hacia su legado no solo espiritual, sino también profundamente humano. Entre sus múltiples facetas, una destaca por su calidez y autenticidad: su amor incondicional por el fútbol, al que dedicó un espacio especial dentro del Vaticano. Allí, el Sumo Pontífice montó una vitrina con reliquias futboleras que hoy se convierten en parte de su herencia simbólica.
Jorge Mario Bergoglio, socio número 88235 del club San Lorenzo, mantuvo viva su pasión desde niño hasta su pontificado. “Ser de San Lorenzo es parte de mi identidad cultural”, declaró en vida, y con ello dejó claro que su fe y su fervor deportivo caminaban juntos. El rincón futbolero dentro del Vaticano alberga camisetas históricas del Ciclón, entre ellas una con su nombre y otra en homenaje al campeonato local de 2013, además de una réplica de la Copa Libertadores, conquistada por San Lorenzo en 2014.
También se exhiben objetos de la selección argentina, como camisetas del Mundial 2014 y de la Copa América 2011, esta última firmada por Lionel Messi y sus compañeros. Junto a ellas, destaca una pelota firmada por Mario Kempes y una camiseta de Brasil perteneciente a Pelé, a quien el Papa consideraba el mejor futbolista de todos los tiempos.
En 2013, el Vaticano fue escenario de un emotivo encuentro entre las selecciones de Argentina e Italia. Francisco, con humor y ternura, contrastó el carácter de ambos equipos mientras subrayaba el valor del fútbol como herramienta de unión, paz y solidaridad. “Son artífices del entendimiento y de la paz social”, expresó ante los jugadores, instándolos a ser ejemplos para la juventud.
El mensaje del Papa trascendió lo deportivo: convirtió al fútbol en un puente hacia valores universales. Su legado incluye no solo reformas en la Iglesia, sino también una forma única de conectar con el pueblo a través de una pasión compartida que, desde el Viejo Gasómetro hasta el Vaticano, acompañó cada etapa de su vida.
Fuentes varias