Salud

Día Internacional de las Personas con Discapacidad: claves para construir entornos verdaderamente inclusivos

Cada 3 de diciembre, el mundo conmemora el Día Internacional de las Personas con Discapacidad, una fecha que invita a reflexionar sobre la importancia de construir sociedades más accesibles y equitativas. Bajo el lema establecido por Naciones Unidas para 2025 —“Fomentar sociedades inclusivas para impulsar el progreso social”— la jornada busca remarcar que la inclusión no es solo un ideal, sino una condición necesaria para mejorar la convivencia y el bienestar colectivo.

Según la Organización Mundial de la Salud, más de 1.300 millones de personas viven hoy con alguna discapacidad significativa. Esta cifra demuestra que no se trata de un asunto marginal, sino de un desafío estructural que atraviesa a las comunidades en todo el mundo.

La discapacidad como resultado del entorno

La licenciada Adriana Fiorino, analista de entornos saludables y accesibles del Departamento de Terapia Ocupacional de INECO, señala que la discapacidad no debe entenderse como una característica individual, sino como “el resultado de la interacción entre la condición de salud y las características del entorno”. Esta perspectiva, promovida por la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, permite reconocer que la autonomía y la participación dependen en gran medida de cómo están diseñados los espacios que habitamos.

Existen discapacidades visibles —como las físicas o sensoriales— y otras que no lo son a simple vista, como dificultades cognitivas, trastornos del neurodesarrollo, afecciones en el procesamiento sensorial o condiciones vinculadas a la salud mental. Estas últimas suelen ser las menos comprendidas y, sin embargo, tienen un impacto profundo en la vida cotidiana.

El entorno como facilitador… o como barrera

El concepto de entorno incluye aspectos físicos, sociales, culturales y actitudinales. Cuando un espacio no contempla la diversidad humana, genera barreras que afectan directamente la autonomía. La Clasificación Internacional del Funcionamiento (CIF) de la OMS identifica múltiples tipos de barreras: arquitectónicas, sensoriales, cognitivas, sociales, actitudinales e incluso normativas.

Estas barreras pueden manifestarse en detalles tan simples como la falta de señalización comprensible, superficies inadecuadas, ausencia de apoyos tecnológicos, estigmas, prejuicios o políticas públicas insuficientes. Por ello, la accesibilidad va mucho más allá de rampas y barandas: implica iluminación adecuada, orden, contrastes visuales, lenguaje accesible, tecnologías de apoyo y entornos previsibles.

El rol clave de la Terapia Ocupacional

La construcción de entornos inclusivos requiere equipos interdisciplinarios, pero los terapistas ocupacionales cumplen un papel central. Son los profesionales especializados en evaluar el desempeño de las personas, analizar sus entornos y proponer adaptaciones que promuevan la participación.

Ellos colaboran con arquitectos, diseñadores, especialistas en tecnología y otros profesionales para transformar los espacios en entornos que habiliten autonomía y ciudadanía.

Cinco recomendaciones para entornos más inclusivos

INECO compartió una serie de estrategias prácticas desde la Terapia Ocupacional para mejorar la convivencia y abrir oportunidades reales de participación:

  1. Diseñar espacios previsibles y fáciles de interpretar. Señalización clara, pictogramas, recorridos simples y contrastes de color facilitan la orientación y reducen la ansiedad.
  2. Aplicar comunicación accesible. Lenguaje claro, lectura fácil, subtitulado y audios descriptivos permiten que más personas accedan a la información.
  3. Incorporar apoyos y tecnologías. Herramientas como aplicaciones de geolocalización, dispositivos de domótica o agendas visuales amplían la autonomía.
  4. Combatir barreras actitudinales. Capacitaciones y campañas ayudan a desnaturalizar el capacitismo y promover el respeto por la diversidad funcional.
  5. Impulsar políticas institucionales inclusivas. Protocolos de accesibilidad, cupos, adaptaciones curriculares y asesoramiento profesional fortalecen la igualdad de oportunidades.

Este 3 de diciembre, la invitación es a reconocer la diversidad humana y, sobre todo, a repensar los espacios compartidos —hogares, escuelas, oficinas, comercios, transportes y barrios— para construir comunidades donde todas las personas puedan participar plenamente.

Fuentes varias

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