Salud

La insuficiencia cardíaca avanza de forma silenciosa y puede llevar a un trasplante: los expertos alertan sobre cómo prevenirla

La insuficiencia cardíaca continúa consolidándose como uno de los mayores desafíos sanitarios a nivel global. Con más de 64 millones de personas afectadas y una prevalencia cercana al 1% de la población mundial, esta patología progresa en silencio y, sin tratamiento, puede avanzar hasta requerir un trasplante de corazón.

El cardiólogo Alejandro Meretta, jefe de Cardiología Nuclear del Instituto Cardiovascular ICBA y columnista de Infobae en Vivo, advirtió que el diagnóstico temprano es decisivo, dado que las primeras manifestaciones suelen pasar inadvertidas. “Si no se trata, el corazón termina fallando. Es como un auto con el motor averiado: en el llano avanza, en la subida se detiene. El diagnóstico precoz lo es todo”, señaló durante una entrevista en el programa matutino conducido por Gonzalo Sánchez, María Eugenia Duffard, Ramón Indart y Cecilia Boufflet.

Una enfermedad silenciosa que deteriora la calidad de vida

Meretta explicó que la insuficiencia cardíaca no es una enfermedad única, sino el resultado final de múltiples afecciones, entre ellas infartos previos, hipertensión mal controlada, valvulopatías o miocardiopatías. Factores como tabaquismo, diabetes, sedentarismo y obesidad también aumentan el riesgo.

“Es la imposibilidad del corazón para alimentar y oxigenar correctamente al cuerpo”, detalló. Esto deriva en cansancio extremo, retención de líquidos y sobrecarga del músculo cardíaco, un cuadro que se agrava con el paso del tiempo y constituye una de las principales causas de hospitalización en mayores de 65 años.

Dos formas de insuficiencia cardíaca

El especialista puntualizó que existen dos grandes tipos:

  • Insuficiencia con corazón dilatado: un órgano agrandado que bombea de forma ineficaz.
  • Insuficiencia con función preservada: el corazón mantiene su tamaño pero se vuelve rígido, dificultando su llenado. “No es tan conocido que uno puede tener el corazón pequeño y aun así padecer insuficiencia cardíaca”, advirtió.

Ambos cuadros requieren estudios específicos para su detección, siendo el ecocardiograma la herramienta central para conocer tamaño, estructura y funcionamiento del corazón.

Diagnóstico temprano y seguimiento continuo

“El corazón es una bomba: se llena y expulsa. Cuando no puede cumplir esas funciones, el pronóstico depende del origen del problema”, explicó Meretta. Por eso insistió en la importancia de pesarse a diario, ya que un aumento abrupto puede indicar retención de líquidos.

Los pacientes suelen requerir un seguimiento multidisciplinario, ajustes frecuentes de medicación y, en algunos casos, internaciones para estabilizar el cuadro.

Nuevos tratamientos que cambiaron la historia

La aparición de cuatro grupos de fármacos revolucionó el abordaje de la insuficiencia cardíaca: betabloqueantes, inhibidores de la enzima convertidora, ARNi y las más recientes gliflozinas. Estos tratamientos, administrados en conjunto, permiten mejorar la adaptación del corazón y reducir la progresión de la enfermedad.

Aun así, no siempre es posible frenar su avance por completo. En situaciones límite, el trasplante cardíaco se convierte en la última alternativa, tras evaluar exhaustivamente que todas las terapias previas hayan fracasado.

La prevención, el arma más poderosa

Meretta insistió en que muchas de las causas de la insuficiencia cardíaca son prevenibles. “La hipertensión no duele y el colesterol elevado tampoco se siente. Mantener la presión normal, no fumar, reducir la sal y hacer ejercicio son herramientas esenciales”, afirmó. La suma de pequeños descuidos, señaló, puede desencadenar una enfermedad crónica y devastadora.

El mensaje final fue claro: “No hay que esperar a sentirse mal. El control médico y los hábitos sanos son la verdadera medicina preventiva”.

Fuentes varias

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