La condena a Bolsonaro reaviva la polarización política en Brasil
El Supremo Tribunal de Brasil condenó este jueves al expresidente Jair Bolsonaro a 27 años y tres meses de prisión por el intento de golpe de Estado tras las elecciones de 2022, una decisión que ha vuelto a dividir profundamente al país.
En un bar de Brasilia, decenas de simpatizantes de izquierda siguieron la transmisión en directo del fallo en una pantalla gigante. Los gritos de júbilo y los aplausos no fueron por un gol de la Seleçao, sino por la sentencia contra el líder de extrema derecha. “¡Bolsonaro a la cárcel!”, corearon los presentes al escuchar el voto decisivo de la jueza Carmen Lúcia. Para muchos, como la estudiante Sofía Araujo, de 20 años, fue un momento de “justicia histórica”.
En contraste, frente a la residencia del exmandatario, donde cumple prisión domiciliaria, sus seguidores mostraron desánimo y prometieron una vigilia de apoyo. Con pancartas que decían “Vuelve Bolsonaro”, algunos simpatizantes denunciaron lo que consideran una persecución política. “No se le puede atribuir la culpa”, opinó Rodrigo Rodrigues, taxista de Brasilia, quien aún sueña con verlo competir en las elecciones de 2026.
La sentencia, que aún debe traducirse en una pena efectiva de cárcel, provocó un aluvión de reacciones en redes sociales. La derecha brasileña convirtió en tendencia frases como “Suprema persecución” y “Quieren matar a Bolsonaro”, mientras que la izquierda celebró lo que considera un triunfo de la democracia frente al autoritarismo.
El fallo también ha tenido repercusiones internacionales. El expresidente estadounidense Donald Trump denunció una “caza de brujas” contra su aliado y justificó la imposición de nuevos aranceles del 50% a productos brasileños. Pese a la presión externa, muchos en Brasil sostienen que la decisión judicial refuerza la institucionalidad del país.
“Este 11 de septiembre de 2025 es un día histórico, un punto de inflexión en la lucha contra el fascismo”, resumió João Marcelo Lopes Soares, joven aficionado del Flamengo que siguió cada detalle del juicio desde el bar Pardim, convertido en epicentro de las celebraciones progresistas.
La condena a Bolsonaro no solo marca un hito judicial, sino que vuelve a dejar en evidencia la fractura política que atraviesa Brasil.
Fuentes varias