Insomnio y vida sexual: cómo el mal descanso afecta el deseo y qué medidas ayudan a mejorar el sueño
Buenos Aires. — Dormir mal no solo impacta en el estado de ánimo y la salud general, también repercute de forma directa en la vida sexual. Según datos recientes, más del 60% de los argentinos ha experimentado insomnio alguna vez, mientras que a nivel mundial entre el 10% y el 15% de la población padece trastornos del sueño.
El insomnio, ya sea ocasional o crónico, está vinculado a enfermedades metabólicas, cardiovasculares, ansiedad, depresión y disfunciones sexuales. El problema suele agravarse cuando se instala un círculo vicioso: unas pocas noches sin dormir generan temor a no conciliar el sueño, lo que incrementa la ansiedad y empeora el descanso.
Entre los trastornos más comunes asociados al mal dormir se encuentran las apneas del sueño, el síndrome de las piernas inquietas, la nicturia, la narcolepsia, los problemas de ritmo circadiano y el jet lag.
Insomnio y función sexual
La falta de descanso afecta la producción de testosterona, hormona clave en el deseo, la erección y el estado de ánimo. Al reducirse sus niveles, se deteriora el rendimiento sexual. Además, el mal dormir repercute en el sistema cardiovascular, disminuyendo el flujo sanguíneo hacia los genitales, lo que genera dificultades de erección en los hombres y problemas de lubricación en las mujeres.
La ansiedad y la depresión, frecuentes en quienes sufren insomnio, también impactan en la intimidad, provocando cansancio, falta de voluntad y disminución del deseo.
Curiosamente, algunos estudios muestran que las relaciones sexuales con orgasmo pueden favorecer el descanso, ya que la prolactina liberada tras el clímax induce somnolencia y favorece la relajación.
Diez consejos para mejorar el descanso
Especialistas recomiendan medidas no farmacológicas para recuperar la calidad del sueño:
- Mantener horarios regulares de descanso.
- Evitar o limitar las siestas.
- No usar dispositivos electrónicos antes de dormir.
- Leer o escuchar música relajante.
- Reducir alimentos pesados, cafeína y alcohol.
- No acostarse inmediatamente después de comer.
- Dormir con ropa cómoda.
- Controlar el ruido y la luz en la habitación.
- Fomentar el contacto físico y el afecto antes de dormir.
- Resolver discusiones para reducir tensiones nocturnas.
El insomnio no solo compromete la salud física y emocional, sino también la intimidad en pareja. Por eso, mejorar la calidad del descanso se convierte en un factor esencial para el bienestar integral.
Fuentes varias