¿Cómo se manifiesta la inteligencia emocional en los adolescentes?
Un adolescente emocionalmente inteligente no es quien nunca se enoja o se entristece, sino quien sabe reconocer lo que siente, ponerlo en palabras y manejarlo sin quedar atrapado en la emoción. También puede prever cómo reaccionará ante ciertas situaciones, expresar con honestidad si algo lo incomoda o frustra, y escuchar con empatía sin apropiarse de los sentimientos del otro.
Este tipo de autoconciencia es el primer paso para tomar decisiones más saludables y evitar reacciones impulsivas o destructivas.
Enseñar inteligencia emocional desde casa: estrategias simples y efectivas
El aprendizaje emocional empieza en casa, muchas veces en pequeñas conversaciones cotidianas. Expertos sugieren cambiar preguntas automáticas como “¿Cómo te fue?” por frases como: “Hoy me sentí frustrado porque pasó [X]”. Este tipo de intercambio da lugar a la identificación emocional y valida lo que se siente.
Otra herramienta eficaz es reflexionar sobre situaciones pasadas: si tu hijo resolvió un conflicto con calma, reconócelo. Si reaccionó con enojo, abrí el diálogo sobre alternativas posibles. La clave está en acompañar, no juzgar.
Recursos para gestionar emociones
Una vez que los adolescentes logran identificar lo que sienten, el desafío es aprender a regular esas emociones. Para ello, existen múltiples recursos accesibles:
- Aplicaciones móviles con ejercicios de respiración o seguimiento del estado de ánimo.
- Listas de reproducción en plataformas como Spotify con música relajante.
- Actividades creativas como escribir, pintar o tocar un instrumento.
- Momentos de desconexión, como jugar videojuegos o salir a caminar.
No todos los métodos funcionan igual para cada chico. La misión del adulto es ayudarlos a descubrir qué les sirve y darles espacio para aplicarlo.
La empatía también se enseña (y se modela)
Comprender al otro no significa sentir lo mismo, sino reconocer y validar sus emociones. Según Harvard, la empatía genuina se basa en entender cómo se siente el otro desde su experiencia, no desde la propia.
Demostrar una escucha atenta y sin juicios es uno de los mejores ejemplos que puede dar un adulto. Evitar interrumpir, no minimizar lo que sienten y mostrar comprensión —aunque no haya acuerdo— enseña más que mil explicaciones teóricas.
¿Y los adultos? La inteligencia emocional también es para ellos
Acompañar el desarrollo emocional de los adolescentes requiere que los adultos trabajen también en su propia inteligencia emocional. Como advierte Margaret Andrews, de Harvard, muchas veces no somos conscientes del impacto que tienen nuestras reacciones en los demás.
Pedir feedback, leer sobre emociones complejas, o practicar técnicas de regulación emocional son formas efectivas de fortalecer nuestro EQ. Al fin y al cabo, la mejor manera de enseñar inteligencia emocional es practicándola.
Fuentes varias