Demócratas ceden terreno tras 40 días de cierre del gobierno
Después de más de un mes de parálisis gubernamental, los demócratas salieron debilitados de la prolongada batalla política que mantuvo cerrado el gobierno federal durante 40 días. Pese a los buenos resultados obtenidos en las elecciones extraordinarias de Virginia, Nueva Jersey y Nueva York, la celebración en las filas demócratas duró poco: siete senadores del partido, junto a un independiente aliado, rompieron filas y se unieron a los republicanos para aprobar un proyecto de ley temporal que reabre el gobierno hasta el 30 de enero.
El acuerdo, ya aprobado por el Senado, garantiza la reincorporación de los empleados despedidos y el pago retroactivo de sus salarios, pero deja fuera la principal exigencia demócrata: la extensión de los créditos fiscales para atención médica que expiran a fin de año. Aunque el líder republicano en el Senado, John Thune, prometió una votación futura sobre el tema, las posibilidades de éxito son mínimas ante la oposición de la Cámara de Representantes.
La votación en la Cámara se prevé ajustada, dada la oposición del líder demócrata Hakeem Jeffries, quien se negó a respaldar la medida. Sin embargo, el apoyo del expresidente Donald Trump podría asegurar su aprobación. “Vamos a reabrir nuestro país muy pronto. El acuerdo es muy bueno”, declaró Trump, mientras que el presidente de la Cámara, Mike Johnson, anticipó un resultado favorable.
El desgaste político y económico del cierre llevó a algunos senadores demócratas a cambiar de postura. Las interrupciones en los aeropuertos y los intentos de la administración Trump por recortar fondos de programas sociales, como los cupones de alimentos, aumentaron la presión. “Enfrentarse a Donald Trump no funcionó”, admitió el senador independiente Angus King, quien participó en las negociaciones.
Aunque las encuestas mostraban que el público culpaba más a los republicanos por la crisis, la firmeza del partido opositor logró fracturar el bloque demócrata. La decisión de los ocho senadores rebeldes —varios de ellos sin reelección próxima— ha generado indignación entre la base progresista. Algunos activistas incluso exigieron la renuncia del líder demócrata Chuck Schumer, mientras figuras como el gobernador de California, Gavin Newsom, calificaron la rendición como “patética”.
La división interna deja al Partido Demócrata en una posición frágil de cara a las elecciones de mitad de mandato. Mientras los republicanos celebran haber impuesto su estrategia, los demócratas enfrentan un nuevo reto: recomponer su unidad antes de volver a enfrentar a Donald Trump en la arena política.
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