Quiénes son los infravacunados y por qué ponen en riesgo la salud pública en América Latina
La caída sostenida en las tasas de vacunación en América Latina y el mundo ha generado un fenómeno alarmante: el crecimiento de los llamados infravacunados, personas que no reciben todas —o ninguna— de las vacunas del calendario oficial. Este grupo, muchas veces sin saberlo, rompe el principio esencial de la inmunidad colectiva y abre la puerta a la reemergencia de enfermedades graves que ya estaban controladas, como sarampión, polio, difteria o tos convulsa.
Durante la jornada interdisciplinaria “El derecho a la inmunización: desafíos sanitarios legales y comunicacionales en América Latina”, realizada en Buenos Aires y organizada por la Sociedad Latinoamericana de Vacunología (SLV) y el Observatorio de Derecho y Salud de la UBA, especialistas de distintas áreas analizaron el retroceso histórico de la vacunación infantil y adolescente, sus causas y posibles respuestas desde el Derecho.
Un fenómeno global con causas múltiples
Pese a que el mundo superó una pandemia gracias a la vacunación y existe un amplio consenso sobre su impacto positivo —junto al agua potable, el mayor avance sanitario del último siglo—, hoy el concepto mismo de vacuna se encuentra en crisis. Las razones son multifactoriales: falta de acceso, pérdida de confianza y desinformación forman la tríada central que alimenta la infravacunación.
El impacto es profundo. Según cifras del presidente de la SLV, José Brea, en 2024 14,3 millones de niños no recibieron ninguna vacuna a nivel mundial, mientras que 1,2 millones de menores de un año permanecen desprotegidos en las Américas. La región, además, perdió este mes su estatus de territorio libre de sarampión, tras confirmarse transmisión endémica en Canadá.
La importancia de la ley y la justicia
La Argentina cuenta con un marco legal sólido: la Ley 27.491, promulgada en 2018, declara a la vacunación un bien social, garantiza su gratuidad y establece responsabilidades tanto del Estado como de los padres.
Sin embargo, el desafío está en la aplicación. “La norma es robusta, pero no se está cumpliendo. Hay que bajar al territorio y entender qué sucede”, afirmó el profesor Diego Mendy (UNR). En la misma línea, la jurista Marisa Aizemberg subrayó que mejorar las tasas de vacunación requiere un abordaje transdisciplinario que considere derechos superpuestos, desde la salud materna hasta la protección del recién nacido.
Aizemberg remarcó la necesidad de avanzar sin coerción, pero con claridad: la sociedad debe comprender el poder preventivo de la vacunación y el valor de la inmunidad colectiva, que solo se logra con coberturas superiores al 95%.
Enfermedades que regresan
La SLV advierte que hoy existe riesgo de brotes de sarampión, difteria, fiebre amarilla, rubéola, influenza, polio, varicela, meningococo y dengue. El infectólogo Roberto Debbag recordó que el sarampión es altamente contagioso, capaz de propagarse de una persona infectada a otras 18, y puede causar complicaciones graves como neumonía, encefalitis e incluso la muerte.
En las últimas décadas, las vacunas evitaron millones de muertes. Solo la inmunización infantil entre 1994 y 2023 habría prevenido 508 millones de casos de enfermedad, 32 millones de hospitalizaciones y más de 1,1 millones de muertes, además de generar un ahorro económico monumental.
El derecho del recién nacido: un punto innegociable
Un eje central del debate fue el derecho a la inmunización del recién nacido, definido como un derecho indisponible, que no puede cederse ni depender de la voluntad de terceros. Debbag destacó cuatro vacunas esenciales en el binomio madre–hijo: Difteria–Tétanos–Pertussis, Influenza, COVID-19 y VRS.
Aizemberg propuso avanzar en reformas legales para incluir un capítulo específico sobre inmunización materna y neonatal, fortalecer la respuesta judicial y enfrentar la desinformación con estrategias legales claras.
Un sueño para la región
Como cierre, José Brea dejó un mensaje cargado de esperanza:
“Sueño con que en nuestra región exista un tribunal local o internacional para defender a la población no vacunada, con capacidad de ordenar más vacunas y más acceso para todos, a lo largo de la vida.”
Fuentes varias

